Jorge Glas, hospitalizado por una sobredosis de ansiolíticos y antidepresivos – Technologist

Jorge Glas ha sido hospitalizado este lunes después de sufrir una sobredosis de ansiolíticos, antidepresivos y sedantes, según consta en un parte policial al que ha tenido acceso este periódico. De acuerdo a sus abogados, se encuentra estable. Glas permanece encarcelado en la cárcel de máxima seguridad de Guayaquil, conocida como La Roca, desde el sábado, cuando la policía ecuatoriana asaltó la embajada de México y lo capturó. Esa violación de la soberanía mexicana ha levantado una ola de críticas de la comunidad internacional, que acusa al presidente Daniel Noboa de no respetar la Convención de Viena. México ha anunciado la ruptura de relaciones con Ecuador tras el incidente.

La salud de Glas era motivo de preocupación para algunos, como el expresidente Rafael Correa, que lo nombró vicepresidente durante sus años en el poder. Correa denunció que Glas había sido maltratado durante su detención y posterior traslado a a prisión. Allí, este lunes lo funcionarios de prisiones lo encontraron tirado en su celda con evidentes muestras de encontrarse mal. Fue trasladado inmediatamente a un centro hospital cercano y, tras ser evaluado, lo volvieron a trasladar a un hospital naval. El nuevo equipo de abogados extranjeros que defiende a Glas asegura que no ha podido tener contacto con su cliente, por lo que considera que este está “secuestrado por el Gobierno ecuatoriano”. El estado de excepción que imperaba en el país acabó en las últimas horas, pero Noboa ha declarado un régimen de “conflicto armado interno” que le da poderes para especiales para enfrentar la delincuencia. Eso incluye poder suspender garantías procesales de los detenidos.

Glas se refugiaba en la embajada de México desde mediados de diciembre, cuando un fiscal lo llamó a declarar por un delito de peculado en su contra y corría el riesgo de que decretaran su ingreso en prisión. Este es el tercer caso de corrupción que enfrenta. Por uno de los dos anteriores pagó una pena de cinco años en prisión. Glas, al igual que Correa, que se encuentra asilado en Bélgica, se considera un perseguido político que sufren lawfare, la instrumentalización de la justicia que ejercen los gobernantes para acosar a los opositores. México decidió hace una semana concederle al exvicepresidente el estatus de refugiado político, lo que desencadenó la ira del Gobierno de Ecuador. Noboa debía expedirle un salvoconducto que le permitiera volar a Ciudad de México, pero, en lugar de eso, ordenó el asalto de la embajada, un hecho del que apenas hay precedentes. Ni Augusto Pinoche en su día, ni Nicolás Maduro más recientemente, se atrevieron a aplicar unas medidas de fuerza semejante.

Los abogados de Glas no se han quedado de brazos cruzados. Este lunes presentaron un habeas corpus con el argumento de que el asalto a la embajada había sido ilegal y que su defendido se trata de un asilado diplomático. La secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcena, ha insistido en que Ecuador todavía puede recular y permitirle al exvicepresidente la salida del país. Parece muy poco probable que eso vaya a ocurrir. El Gobierno de Noboa ha argumentado estos días que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se excedió al darle cobertura diplomática a Glas, que según la justicia ecuatoriana es un delincuente común y no un perseguido político. En cualquier caso, el asunto ha causado una gran conmoción internacional. Prácticamente todos los países de la región, más Estados Unidos y Europa, han condenado de manera rotunda la manera de proceder de Ecuador. El correísmo, el movimiento al que pertenece Glas, ya ha informado que dejará de aprobar las leyes que promulgaba Noboa en el Congreso, lo que dificultará su gobernabilidad. No obstante, el presidente, de manera interna, cuenta con bastante crédito, ya que la ofensiva contra el crimen organizado que lanzó al llegar al poder le ha otorgado una popularidad de más del 80%.

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