Manuel Filiberto de Saboya, tras la muerte de su padre: “Mi madre está inconsolable, ha perdido al amor de su vida” | Gente – Technologist
“Es un momento duro, sí. Lloramos a los muertos, pero tenemos que cuidar a los vivos; a mi madre, que está inconsolable porque ha perdido a su amor, al hombre de su vida. Se enamoraron en Ginebra, pero se conocían desde los 12 años. Y vivieron el uno para el otro, toda una vida. Mamá apagará 89 velas en pocos días y está devastada, ahora tendré que pensar primero en ella”. Con estas sentidas palabras explica Manuel Filiberto de Saboya (51 años, Ginebra), pretendiente a heredero de la corona italiana, cómo se encuentra su familia tras el fallecimiento del patriarca, su padre, Víctor Manuel de Saboya, el pasado sábado 3 de febrero, a la edad de 86 años. En una entrevista concedida al diario italiano Corriere della Sera, y desde la ciudad de Ginebra, el hijo único del matrimonio relata los últimos días de su padre, considerado por los monárquicos como heredero al trono de Italia, mientras ultiman los preparativos del funeral, que no será en tierra suiza, sino italiana. En concreto, en Turín.
“A las 7.05 de esta mañana, falleció con serenidad, rodeado de su familia, su alteza real Víctor Manuel”, indicaba la nota que publicó la casa nobiliaria, que reinó en Italia desde el nacimiento de esta en 1861 hasta 1946, cuando se proclamó la república. La familia se encontraba en la ciudad suiza de Gstaad, cuando una infección en la pierna requirió la hospitalización de Víctor Manuel. “Los antibióticos controlaron la infección, pero debilitaron el cuerpo, el corazón y los órganos vitales de un hombre de 87 años”, rememora ahora su hijo, que explica que su padre estuvo tres semanas luchando por su vida. “El jueves parecía que su final había llegado, pero tuvo una recuperación inesperada. Fuimos bendecidos con dos días más con él, que parecía agradecido por esos dos días que le dio el cielo: generoso, amigable con las visitas… como siempre había sido. Y estábamos con él cuando falleció el sábado por la mañana. Mamá siempre estaba ahí. Yo estaba ahí. Muchos amigos queridos lo visitaron durante aquellas semanas en el hospital, el mismo donde estuvo hospitalizado, hasta su muerte, mi abuelo Humberto II”.
Víctor Manuel de Saboya y su esposa, Marina Doria, campeona del mundo de esquí acuático en 1955 y en 1957, se enamoraron y se prometieron en 1954, a pesar de los recelos de la emblemática casa italiana y, en especial, de Humberto II, que no la consideraba digna para su hijo por no ser de sangre azul. Se casaron de forma poco ortodoxa: primero, en una ceremonia civil celebrada en 1970 en Las Vegas (EE UU) y, más adelante, en una ceremonia religiosa en 1971, en Teherán. A lo largo de los años, en el exilio en Ginebra, Marina Doria fue el bastón sobre el que se apoyó Víctor Manuel, también durante sus numerosos escándalos (homicidio y tráfico de armas incluidos), cuando ella siempre se mantuvo a su lado.
Cualesquiera que fueran los planes que tenía previstos Manuel Filiberto pasan ahora a un segundo plano para dedicarse al deber familiar, es decir, tomar las riendas de la Casa de Saboya, fundada por Humberto I de Saboya, rey de Italia entre 1878 y 1900: “Es una gran responsabilidad, pero mi padre, sobre todo en estas últimas semanas, me ha dado fuerzas, espero”, dice en la entrevista. “Me siento ante todo el nuevo cabeza de familia, al frente de una casa que, cuando murió el abuelo Humberto II, quedó reducida a 30 caballeros de nuestras órdenes dinásticas. Luego mi padre logró aumentar el número de caballeros a más de tres mil y revitalizar la actividad de las Órdenes dinásticas. Esta es la primera responsabilidad y legado que me deja: liderar nuestras Órdenes que tienen decenas de delegaciones en Italia, 17 delegaciones en el extranjero y están activas en proyectos humanitarios en todo el mundo”, añade Manuel Filiberto, aunque tiene las prioridades claras: “Pero ahora hay que preparar el funeral”.
Humberto II de Saboya, el último rey de Italia, falleció como su hijo, en el Hospital Cantonal de Ginebra, este a la edad de 79 años. Allí había estado exiliado desde 1946, como consecuencia de un referéndum que instituyó la república en Italia, donde Humberto II solo ocupó durante 26 días el trono italiano, del 9 de mayo al 12 de junio de 1946. Humberto II de Saboya había manifestado en repetidas ocasiones su deseo de morir algún día en su patria. Según Falconi Lucifero, jefe de la casa real, las últimas palabras del exmonarca fueron: “Italia”. Fue enterrado en la abadía benedictina de Hautecombe, situada a orillas del lago de Le Bourget, a pocos kilómetros de Chambery, capital histórica de Saboya. Su hijo, Víctor Manuel, había expresado deseos similares, el último se lo confesó a su hijo: “Me gustaría ir a Superga”.
“Sí, papá siempre quiso que fuera así. Lo repitió y yo cumpliré su último deseo”, explica ahora Manuel Filiberto. La basílica de Superga es una joya arquitectónica a poca distancia del centro histórico de Turín. Fue construida en el siglo XVIII por Víctor Amadeo II de Saboya, en lo alto de la colina homónima. La Casa de Saboya también han hecho públicas las últimas voluntades de Víctor Manuel de Saboya: “El funeral de Víctor Manuel de Saboya se celebrará el sábado en la catedral de Turín”, han informado mediante un comunicado. Inmediatamente después de la ceremonia, el hijo del último rey de Italia será enterrado “de forma estrictamente privada en la cripta real de la basílica de Superga”. Según informa el diario italiano La Stampa, existen problemas de espacio en la cripta de Superga, por lo que se podría optar por una incineración.
En esta cripta se encuentran las sepulturas reales de la Casa de Saboya, y alberga 62 tumbas. Este mausoleo, situado en la ciudad que fuera la capital de Italia, alberga, en su centro, el sarcófago de los Reyes, un monumento funerario reservado a los restos del que fue el último rey de Cerdeña, Carlo Alberto. El resto de los reyes de la Casa de Saboya descansan en el Panteón de Roma. “Estuve en Superga, en la hermosa colina de Turín, para una celebración de la Casa de Saboya. Es un lugar maravilloso y trae consigo la historia de esta casa. Y así como el Panteón es el lugar designado para acoger los restos de los antiguos reyes, en Turín descansan los Saboya que nunca reinaron. Así que yo también estoy destinado allí”, reconoció Víctor Manuel hace tiempo al diario Corriere della Sera.
Se espera que a este funeral asistan representantes de muchas casas reales europeas, además de la Casa de Saboya, también la española (Víctor Manuel de Saboya era primo de Juan Carlos I), de los Habsburgo y de los Orleans. “Estoy recibiendo mensajes de todo el mundo, desde la realeza de España hasta la de Bélgica, de Mónaco, incluso de Irán, de la familia del Sha de Persia, así como de gente corriente, porque papá siempre fue un hombre generoso y fácil de tratar con los nobles y con la gente común”, afirma su hijo.